Diario de viaje: una argentina en Mallorca

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Nombre: albertiyele
Ubicación: Palma de Mallorca, Illes Balears, Spain

31 enero 2012

Pude, carajo! Vamos Ali, todavía!!!!!!

En la madrugada de insomnio me empecino y me empecino. Quiero poder dejar enlaces; que yo les ponga aquí una musiquita, una referencia a una nota o a algo que me gustó y lo puedan ver. Y le doy y le doy, porque por algún lado me tienen que salir a relucir los genes aragoneses, aquellos que según mi abuelo clavaban clavos con la frente, hasta que aprendo. Miren, hablando de empecinados
Sí, ya sé que tiene un poco de voz de pito, pero me gusta la estética de película argentina vieja, que va a hacer! Si me salió, ustedes podrían darle con el dedito ahí, donde está de otro color, y verían lo que yo vi. Ya pude en dos entradas anteriores. Allá vamos.

11 enero 2012

Y ya que estamos



Como para poner la entrada anterior tuve necesariamente que revisar las fotos de Bilbao, me agarró algo así como una nostalgia. De viajes, de esa ciudad que me gusta tanto, y de mis queridos Octavio y Pili, a los que les agradezco menos de lo que debiera tanto cariño y tanto calor como me han dado desde que los conocí, que ahora que pienso hace ya unos añitos.
Así que ahora pongo más fotos de ese paseo de domingo por Bilbao. El nuevo centro cultural creado a partir del reciclado de un viejo almacén de vinos, la Alhóndiga; y la plaza Arriquibar, justo enfrente, que tiene encerrada toda una historia de amor y locura (que suelen ir juntos). Si quieren, espíen
aquí sale el arquitecto que lo recicló, y una de las muchas columnas hermosísimas de la planta baja, en la que yo también me fotografié.

Cosas que me quedaron en el tintero: Bilbao y la torre Iberdrola





Pasó el tiempo y no dejé por aquí ni una foto de Bilbao, de ese paseo por Bilbao que hice tan requetebién acompañada una mañana de domingo. La ciudad es preciosa. Pero no me hubiera dicho tantas cosas si hubiera paseado sola. ¿Por qué hay mañanas de domingo tan grises y otras, como aquella de Bilbao, tan luminosas y tibias?

Con ustedes, en la foto, la magnífica Torre Iberdrola, que le cambió el perfil (¿tendría que decir el "skyline"?) a la ciudad, que si ya era linda, quedó decididamente espectacular. De paso, barriendo para casa, la tal Torre como todo el proyecto de reurbanización de Abandoibarra, que de ser zona industrial de astilleros pasó a ser zona de hiperdiseño, bellísima, la hizo el argentino, tucumano, César Pelli. Nacido y criado en la pequeñísima y preciosa Tucumán, y formado allí mismo, en la Universidad Nacional de Tucumán, pública y gratuita como todas las universidades públicas argentinas.

Un poco porque la torre y el barrio me parecieron hermosísimos, y otro poco por hinchar alguna vez el pechito argentino, que tanto tengo que deshinchar abrumado por escándalos y corrupciones varias, le saqué montones de fotos.

10 enero 2012

Cecilia Muñoz

Es la nueva Directora de Política Nacional de los Estados Unidos de América. Es boliviana. ¿Qué es una boliviana que atiende una verdulería o limpia una casa de buena familia en mi querida y lejana Buenos Aires? Con suerte, una bolita. Con mala leche, una negra patasucia. ¿Y si ocupa un cargo importante en el gobierno de Obama? Una bolita que llegó muy alto. Pero una bolita siempre. Eso no se arregla en mi país, tan abierto y tan antirracista, con nada de nada.

¿Y qué es una boliviana que atiende a un viejo español en cualquier pueblo de España, o una que aparece asesinada por su pareja? Con suerte una sudamericana, una latina (por mucha cara de india americana que tenga, y aunque hable en la noble lengua quechua, será latina). Con mala leche, una sudaca. ¿Y si ocupa un cargo en el gobierno de Obama? Ah! Entonces será una hispana.

Lo que es la lengua. Como se nos filtra todo todo todo por la lengua. Por la boca muere el pez.

09 enero 2012

De lecturas: Patrick Modiano y Dora Bruder

Como he intentado hacer muchas veces, sin ninguna clase de éxito, trataré de ir consignando aquí lo que voy leyendo. ¿Por qué? Ah por varias razones! La primera es que ya tengo una edad en la que las cosas se me fugan del mate más rápido que ligero. Empiezo a acordarme más de lo que leí hace 20 años que de lo que leí ayer nomás (ya que estamos, a ver si puedo ayer nomás )
Bueno, sigamos. Estoy leyendo a Modiano, mi autor revelación del 2011. Ya sobre el filo del año encontré y compré y leí Dora Bruder, que habían recomendado en el blog de Antonio Muñoz Molina. Me fulminó, me paralizó, me sacudió, me dejó buscando en el google earth esquina por esquina los barrios de París por los que deambulaban los perseguidos y los nazis y los franceses entregadores. Reconociendo edificios que siguen exactamente idénticos, plazas, bulevares, orillas. Y como me gustó tantísimo esa Dora Bruder, seguí buscando otras novelas de Patrick Modiano. Encontré, hasta ahora, El horizonte, que también me gustó (pero menos, mucho menos) y Calle de las tiendas oscuras, que es con la que estoy ahora, y no quiero que se me termine (me faltan dos páginas y ahí la tengo, en penitencia, por breve). Una especie de rompecabezas en el que vamos encajando las piezas: esta acá, bien; pero no, no, esta acá no encaja, mejor allá; no, tampoco. El narrador protagonista es un tipo que ha perdido la memoria, y pareciera que en algún momento fue un perseguido. ¿Por qué? No sabemos por qué, aunque lo sospechamos. Puede ser un "sudamericano" (¿argentino? ¿boliviano?, o un europeo, ¿belga? ¿holandés? ¿español? no sabemos) o un ruso; ¿fue un delicuente? ¿fue un perseguido político? No sabemos. Todos podemos ser los perseguidos. A cualquiera de todos esos pudo pasarle, puede pasarle. Inquietante. Y así nos va llevando a los lectores, por unas calles de París que son las mismas por las que caminamos turistas, pero son otras también, más oscuras, más siniestras. Hay, en mi novela todavía sin terminar, al menos dos errores que se ve que los editores no notaron. Se publicó por primera vez en 1975, cuando todavía no había buscadores de internet: un personaje tararea Tú me acostumbraste en los primeros 40, y se estrenó en el 57. Y un consulado "sudamericano" que puede ser de Guatemala o Dominicana o El Salvador. Los europeos tienen una noción muy rara de lo que ellos llaman Sudamérica (o peor: Latinoamérica). Todo lo que es de habla hispana, es Sudámerica. El istmo de la América Central que yo estudiaba en mi Geografía de sexto grado se lo pasan por el forro. Ay ay ay.

06 enero 2012

Llegaron los Reyes Magos


En la foto, R.R. y yo en el Coliseo de Roma, en enero del 79. Pronto hará 40 años. Uf!


Dentro de unos pocos días cumpliré 5 años. Es el verano de 1961. En lo que sería nuestra casa, mi casa de Alberti y L, hay todavía un terreno baldío. Nosotros, mamá, papá, Cristina, Paz y Taio, quizás algunos de los abuelos, ya mi querida Pinky, estamos instalados en la última casa de veraneo que alquilarían, la casa de los Gravnar, casi enfrente de la que sería la nuestra. No me acuerdo en qué lugar encontré ese año los regalos de Reyes, pero sí me acuerdo con una memoria milimétrica que fue una bicicleta, una bicicleta con rueditas de esas que venían como accesorias, para sacarlas cuando el pequeño propietario aprendiera a sostenerse en delicado equilibrio sin ellas.
 
Salgo a la vereda a estrenar mi bicicleta; la calle es una fiesta de chicos mostrándose unos a otros los juguetes, las muñecas, los patines, las pelotas flamantes. El sol brilla encima de los techos de tejas, brilla en las piedras de las casas de verano, en los jardines cuidados, en el pasto húmedo, en las dalias de colores, en los jazmines perfumados, en las calles anchas y vacías de coches. Los padres conversan en los porches, se saludan apenas de jardín a jardín; hay algo de cierta satisfacción de prosperidad de los adultos en los regalos de Reyes. Yo pedaleo a todo vapor vereda arriba y abajo. Paz me vigila, me sigue los pasos, y yo sigo con mi bici, me escapo, llego a la esquina. Y entonces, precisamente entonces, dobla la esquina Robertito, todo flequillo rubio y sol en la cara y pantalones cortos, volando sobre su bici nueva, azul, enorme, nada de rueditas. Y me choca, me atropella. Y aquello es un entrevero de ruedas y manubrios, de pelos al viento y rodillas peladas, de polleras de tablitas revoleadas por el aire, y llantos (míos), y pantalones cortos y risas (de él), y gritos y reclamos de Paz, que me levanta del suelo, me sacude las tablas, me acomoda los pelos, endereza mi bici y fulmina a Robertito con la mirada y el gesto. ¿Y tú de qué te ríes, grandulón? ¿No ves que has lastimado a mi niña? Podrías ayudarla a levantarse, por lo menos. Ya se lo contaré a tu madre, ahora mismo voy a contárselo a tu madre!
Robertito sonríe desde la altura inalcanzable de sus ocho años y su bicicleta azul. Nena, eso es lo que sos, una nena.

En el invierno europeo de 1979 paseo por Toledo la mañana de Reyes. Roberto me va dando de a uno los mazapanes que compramos y guarda en sus bolsillos para que yo no me los coma todos juntos. Hace un frío horrible. Tomamos chocolate caliente en una cafetería a la que podría ir ahora mismo de memoria, aunque nunca más volví a Toledo. Él había llegado a España unos días antes que yo, huyendo de una guerra. Yo había llegado el 28 de diciembre, huyendo de muchas cosas, entre otras de él. Me esperaba en Barajas cuando llegué a Madrid. Recorrí con él y con Alicia media Europa. Nos despedimos en París, amigos y enemigos, como siempre. Los dos conseguimos escaparnos de lo que nunca ocurrió.

03 enero 2012

Releyendo

De vez en cuando releo lo que escribí aquí hace tiempo. Busco algo, alguna fecha, alguna sensación ya perdida, las fotos de algún viaje. Y ocurre que no suelo encontrar lo que busco sino lo que no busco.

Hoy buscaba un día de Reyes. Y encontré a mi primo Carlitos, nombrado y evocado a propósito de Soria, el lugar donde habían nacido sus abuelos. ¿Habrá conocido Soria, Carlitos? Estuvo en España, incluso estuvo cuando yo ya vivía aquí. ¿Habrá ido a Soria? Carlitos murió hace ya algo más de un año, en noviembre del 2010. Me enteré sentada en la cama de un hotel de Trujillo. Seguí después viaje a Salamanca, pero ya con el ala herida. Me enfermé. Tuve fiebre, como las fiebres horribles que tenía en la infancia, en el verano, casi ni bien empezaban las vacaciones marplatenses. Ni pude ni quise escribir sobre la muerte de Carlitos.

En junio, cuando tuve que ir a Buenos Aires, lloré la muerte de mi primo en el hombro de su hermana y de su padre. Hay cosas que no deberían pasar. Que nunca entenderé cómo pueden pasar.

En estos días estoy como atravesada por otra muerte, la de Micky. Tampoco sobre eso escribiré. Aunque sé que no serviría para nada siento que tendría que estar allá, poniéndole el hombro a Tere, a quien quiero tanto.