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Nombre: albertiyele
Ubicación: Palma de Mallorca, Illes Balears, Spain

25 noviembre 2005

Las aguas vivas

Días pasados (¿fue ayer? creo que no) les dije que les hablaría de la "Ugenia", a la que declaro ya desde ahora "Mi Ugenia". La tal Ugenia, como habrán adivinado, se llama en realidad Eugenia, y es una mujer bonita y gastada, menuda y fortísima, con unos ojos almendrados astutos como el hambre, las piernas marcadas por años de fregar escaleras de rodillas, vocación de poeta y de pintora, una lengua rica hasta la voluptuosidad y una risa franca y como de cascabeles que me alegra muchas mañanas tristes. Mi Ugenia es la señora que limpia mi escalera; en Argentina le diríamos la portera; viene al edificio tres veces por semana, y además de esta limpia otras 7 "comunidades" (vayan acostumbrándose a la variación, porque aquí un edificio es otra cosa). Cumplirá 60 años en diciembre, pero se la ve con una piel fresquísima; tiene 7 hijos, aunque ha parido sólo a seis, y es lo que aquí se llama una "foraster". ¿Qué es eso? Sencillo: mi Ugenia llegó, analfabeta, desde su Jaén natal a Mallorca, como tantos miles, cuando tenía 12 años, con toda su familia. Y aquí "los peninsulares" (algún día alguien me explicará qué tiene España de península, pero dejémoslo ahora) son y han sido "forasters". Como era la mayor, llegó derechito para servir. Y eso hizo toda su puta vida (que así mismito lo dice ella). Cuando andaba por lo que ahora diríamos la adolescencia mi Ugenia se enamoró perdida de un mallorquín del barrio de los pescadores, que era entonces el barrio pobre de Palma y donde ahora vale algo así como cuatro mil euros el metro cuadrado. Y se casó con él, "como Dios manda, Alicia, porque yo me casé mu´enamorada, y como Dios manda". Su amado mallorquín, que "estaba más bueno, Alicia, más bueno que el pan en guerra, que te lo digo yo" y que además, parece "se lo trabajaba mu´bien; ese hombre hablaba poco pero se lo sabía trabajá pero que mu´bien", tenía una familia igual de mallorquina que él. Y a la familia no le hizo mucha gracia que el joven, con tantos y tan buenos atributos y habilidades masculinas, casara con una "foraster". La suegra de la Ugenia solía decirle, en voz baja y apoyada en el palo de la escoba, mientras barría, como si no dijera nada, "al forastero, Ugenia, ya sabes, al forastero aquí en Mallorca: barco y rejilla, barco y rejilla". Y se lo decía en clarísimo español además, para asegurarse de que la entendería bien. Y eso viene a querer decir que a los forasteros (su menuda y dulce nuera entre ellos, probablemente de las primeras) había que encerrarlos en un barco, enrejarlos, y hundirlos en el azul añil del Mediterráneo.
Barco y rejilla. Mirá qué bien. Y yo hoy justamente estuve escuchando una vieja canción de María Elena Walsh que se llama "Las aguas vivas", en la que dice por allí "qué buena gente..." Sí, eso: qué buena gente. Pero qué buena gente!!

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